sábado, 29 de septiembre de 2007

Réquiem entre paredes frias


Pequeños atisbos de luz se colaban a través de la pequeña trampilla que coronaba la habitación. Hace tanto que no veía la luz de los días de primavera.Las rejas de mi celda adquirían más y más oxido mientras yo envejecía esperando mi libertad. Mientras reposaba, Uno de mis carceleros se acercó a traerme una mala noticia de la pérdida de aquel que me vio nacer… No hubo lágrimas ni sollozos, tan solo fue como el sentimiento de la pérdida de algún objeto necesario. Pequeños huesesillos regados por la celda me permitieron escribir un único réquiem en las frías paredes de piedra.

Tantas veces que te quise hablar y no me atreví, tu personalidad siempre me lo impidió.
Tus abrazos siempre me fueron tan falsos y tus sonrisas fingidas, es que de ti nunca hubo para mí un real gesto de cariño o amistad…tu ausencia cuando más te necesité se forjó en mí un muro indestructible que no pudieras cruzar, es que nunca te sentí realmente mi padre, sangre de mi sangre, aquel héroe de la infancia, quien todo puede hacer y deshacer por su hijo, no, nunca fuiste eso para mí, sino solo una sombra, lejana
opaca, desconocida… solo supe de tu presencia en aquellos momentos en que mi madre te pedía que te acercaras a actuar como si un fuerte vínculo nos uniera...Tan solo espero que algún día puedas ser para mí lo que eres... mi Padre...

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